Mi Flujo de Trabajo

Voy a intentar explicaros hoy cuál es mi flujo de trabajo “ideal” con la fotografía. Digo lo de “ideal” porque no siempre puedo hacer todos los pasos o no todos en el mismo orden. El tiempo que le puedo dedicar a la fotografía es más bien escaso por diferentes motivos y en ocasiones tomo algunos atajos.

Para todo el proceso hace tiempo que decidí decantarme por el uso de Lightroom. No entraré ahora a valorar las bondades de este programa, pero sí diré que me permite gestionar y catalogar toda mi biblioteca y que su capacidad de revelado de archivos RAW es adecuado y más que suficiente para mi, ahorrándome entrar en Photoshop en el 95% de las ocasiones. Los motivos por los que disparo en RAW ya los he comentado anteriormente en otro post.

Como el equipo informático con el que cuento no es muy potente, tomé la determinación de generar un catálogo por año, de modo que LR tenga que mover menos información y vaya más fluido cuando estoy trabajando. Así pues, tras una sesión de fotos hago la importación en el catálogo del año en curso.

Independientemente de las herramientas de gestión que me ofrece LR, sigo manteniendo mi antigua estructura en el disco duro de carpetas por sesión, nombradas con los dos dígitos del año, los dos del mes y un nombre significativo (por ejemplo: 12-01 PUENTE RIO VERDE).

Una vez volcados los archivos en el catálogo hago una primera criba de descartes (pulsando la tecla X) de aquellas fotos que claramente son malas o no tienen posibilidad alguna de ser recuperadas: desenfocadas, trepidadas, caras “raras”, fotos excesivamente oscuras (típico cuando disparas más rápido de lo que tu flash recarga…), etc.

Con las imágenes que no han sido descartadas (que no seleccionadas) empiezo el proceso de etiquetado. A cada imagen le añado las palabras claves que me harán cómoda su futura localización. Para esto no tengo un esquema concreto y estricto, sino que añado tantas etiquetas como me inspire la imagen. Sí es cierto que hay un criterio mínimo: nombre de las personas que aparecen, color predominante si lo hay, lugar en el que tomé la foto si es representativo, el motivo de la fotografía, etc.

Hecho esto comienzo con el proceso de selección. En esta fase marco con “bandera blanca” (tecla P) las fotos que realmente considero buenas y que pueden pasar a la siguiente fase, el revelado. El resto de fotos no las elimino, sino que las guardo porque me gusta pasado un tiempo revisar el archivo y en ocasiones rescato fotos que en su momento no seleccioné.

En este punto también hay ocasiones en las que procedo a descartar algunas imágenes que no descarté en la primera fase. Por ejemplo, normalmente tiro en ráfaga cuando hago retratos y en primera instancia no descarto ninguna. Una vez que he seleccionado de la ráfaga la que quiero revelar el resto si las descarto porque son todas muy parecidas y no tiene mucho sentido guardarlas.

En la fase de revelado sólo suelo hacer ajustes de exposición (generales y locales) de saturación, y no mucho más como comentaba en el post Sobre photoshop.

Una vez revelada las fotografías las valoro de 3 a 5 estrellas con el criterio: buena, mostrable y “orgullo de padre”. No utilizo menos de 3 porque si la foto revelada no alcanza un mínimo de tres la saco de la selección.

A este criterio de estrellas le añado una etiqueta de color, verde si son fotos personales y de familia que son para consumo privado y rojo si son para mostrar en público, por ejemplo en este blog.

Más información: RAW vs JPG, Sobre photoshop

En Fotoaprendiz: Screencast: miflujo de trabajo en lightroom

En Xatakafoto | Especial Flujo de Trabajo